El radón es un gas radioactivo natural que proviene de la descomposición del uranio presente en suelos, rocas y agua. Aunque es incoloro e inodoro, puede filtrarse en los edificios desde el subsuelo, acumulándose en concentraciones peligrosas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el radón es la segunda causa principal de cáncer de pulmón, después del tabaco, y uno de los mayores problemas de calidad del aire interior.

Dado el peligro que representa, la mitigación del radón en edificios es un aspecto crucial para garantizar la seguridad de los ocupantes, especialmente en áreas donde las concentraciones de radón en el suelo son más elevadas. Este artículo analizará las principales técnicas de detección, las normativas vigentes y las soluciones innovadoras que están permitiendo a los profesionales de la construcción controlar este gas de manera efectiva en edificaciones.
1. Técnicas para la Detección del Radón
La detección del radón es el primer paso esencial en cualquier estrategia de mitigación. Existen varios métodos que permiten identificar los niveles de radón en un edificio, diferenciados por el tiempo de medición y la precisión.
Detección a corto plazo
Los dispositivos de detección de radón a corto plazo son útiles para obtener mediciones rápidas en periodos que van de 2 a 7 días. Entre los más comunes están:
- Detectores de carbón activado: Absorben el radón y se envían a un laboratorio para su análisis.
- Detectores de ionización: Utilizan el principio de ionización del aire para medir los niveles de radón y dan resultados más inmediatos. Estos métodos proporcionan una imagen rápida de la situación, pero no son tan precisos como los de largo plazo.
Detección a largo plazo
Para obtener datos más representativos, los detectores de trazas nucleares o de ionización se colocan durante periodos más extensos (de 3 a 12 meses). Estos dispositivos registran la exposición prolongada al radón, ofreciendo un perfil más fiable de las concentraciones dentro del edificio.
Monitoreo continuo
En instalaciones críticas, como hospitales o edificios de oficinas, se emplean dispositivos electrónicos de monitoreo continuo, que proporcionan lecturas en tiempo real de los niveles de radón. Estos sistemas son útiles para mantener un control exhaustivo y ajustado a la realidad dinámica de los niveles de radón en interiores.

2. Normativas sobre la Exposición al Radón
El establecimiento de normativas claras y coherentes es fundamental para regular la exposición al radón. Estas normativas varían según los países, pero la tendencia global está alineada con las recomendaciones de la OMS y la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA).
Normativas Internacionales
La OMS y la EPA han establecido un nivel de referencia de 100 Bq/m³ (becquerelios por metro cúbico) como el umbral por debajo del cual los riesgos para la salud son moderados. Sin embargo, muchos países optan por un valor límite de 300 Bq/m³ como medida de seguridad más factible para edificios ya construidos.
Regulación a nivel local
- En la Unión Europea, la Directiva EURATOM 2013/59 establece la obligación de los Estados miembros de monitorizar los niveles de radón en espacios habitables y tomar medidas correctivas si los niveles superan los límites establecidos.
- En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) contempla la necesidad de proteger contra el radón en zonas de alto riesgo, exigiendo la implementación de barreras de protección y sistemas de ventilación adecuados en nuevos edificios.
- En Estados Unidos, algunos estados como Pennsylvania y Colorado tienen normativas más estrictas debido a la alta concentración de radón en sus suelos.

Certificaciones y estándares
Programas de certificación como LEED y BREEAM han incorporado criterios relacionados con la calidad del aire y la gestión del radón en sus estándares. Las edificaciones que buscan obtener estas certificaciones deben cumplir con requisitos estrictos en cuanto a la mitigación del radón.
3. Soluciones Innovadoras para la Protección contra el Radón
En la actualidad, existen múltiples soluciones tecnológicas y mejoras en materiales que permiten a los profesionales del sector de la construcción implementar medidas de mitigación más efectivas. A continuación, exploramos algunas de las más destacadas:
I. Sistemas de Ventilación Subterránea y Sellado
Una de las técnicas más comunes para reducir los niveles de radón en edificios es el uso de Sistemas de Depresión Subslab (SSD). Estos sistemas crean una presión negativa debajo de la losa de cemento, lo que impide que el gas radón ascienda hacia el interior del edificio. Este método es muy efectivo en edificios nuevos, donde se puede integrar desde la fase de diseño.
Adicionalmente, se utilizan sistemas de ventilación activa o pasiva en sótanos, con ventiladores que extraen el aire del subsuelo y lo expulsan al exterior. Para mejorar la eficiencia de estos sistemas, se recomienda el uso de sensores que monitoricen los niveles de radón en tiempo real, ajustando la ventilación según sea necesario.
Por último, el sellado de grietas en los cimientos y juntas de construcción, mediante el uso de sellantes de alta calidad, es una medida preventiva que, combinada con la ventilación adecuada, puede reducir significativamente la entrada de radón.

II. Innovaciones en Materiales de Construcción
La industria de la construcción ha desarrollado membranas barrera anti-radón, que se instalan bajo las losas de cemento o en los cimientos para bloquear la entrada del gas. Estas membranas de alta densidad son especialmente útiles en áreas con suelos altamente contaminados.
Otra innovación reciente es el uso de hormigón radón-resistente, que contiene aditivos que reducen la permeabilidad del gas a través del material. Además, algunos fabricantes han desarrollado pavimentos y revestimientos con propiedades anti-radón, diseñados para ser utilizados en áreas críticas de los edificios.
III. Tecnología de Monitoreo Avanzada
El uso de sensores inteligentes conectados a sistemas IoT (Internet de las Cosas) está revolucionando el control del radón en edificios. Estos sensores, instalados en puntos estratégicos de la construcción, permiten realizar un monitoreo continuo de los niveles de radón y activar automáticamente los sistemas de ventilación cuando los valores superan los umbrales permitidos.
Además, existen software especializados que permiten la creación de mapas de radón en tiempo real, facilitando la gestión y la toma de decisiones para mitigar el problema en grandes instalaciones.
IV. Técnicas de Mitigación Activa en Edificaciones Existentes
En edificios ya construidos, donde la mitigación del radón puede ser más compleja, se han desarrollado métodos de retrofit para instalar sistemas de ventilación subterránea, sin comprometer la estructura original. Además, el uso de intercambiadores de calor en los sistemas de ventilación permite renovar el aire interior sin sacrificar la eficiencia energética.

Garantizando un Entorno Seguro: Claves para la Protección Frente al Radón
La mitigación del radón en edificios no es solo una obligación normativa, sino una necesidad para proteger la salud de los ocupantes. Los avances en tecnología de monitoreo, la implementación de nuevos materiales y el uso de sistemas de ventilación inteligentes permiten que los profesionales del sector de la construcción adopten soluciones cada vez más eficientes.
La clave está en combinar técnicas probadas, como los sistemas de depresión subslab, con soluciones innovadoras que integren sensores inteligentes y materiales avanzados, garantizando que los edificios sean seguros y estén preparados para afrontar este peligro invisible. A medida que las normativas evolucionan y la tecnología progresa, es fundamental que los profesionales se mantengan informados y actualizados para diseñar edificios más seguros en el futuro.
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