Quiero romper una lanza por el injusto trato que se le está dando al sector de la construcción. Seguramente no seré del todo objetivo ya que es el sector que me da de comer, pero también creo que al estar dentro de él, las cosas se ven de otra manera.
Primero quiero evidenciar un error muy común que se comete al hablar siempre de la profesión de Constructor como los responsables de los desmanes o de las subidas de precios de las viviendas. Solo aclarar que la Empresa Constructora es, únicamente, la encargada de realizar la ejecución de la obra, mientras que el que se encarga de realizar las compras de terrenos, temas legales, económicos, etc. es el Promotor, por tanto es éste el que tendría la capacidad para realizar todo tipo de fechorías.
Quiero exponer también (y es una opinión muy personal), que la mayoría de los Promotores son gente que han invertido su dinero legalmente para fabricar un producto (vivienda) que luego han vendido para obtener un beneficio. Es cierto que ese producto ha multiplicado su precio excesivamente, pero eso es debido a que en un momento determinado la demanda ha superado a la oferta y esto para cualquier producto implica una subida. La subida se mantiene hasta que la oferta vuelve a superar a la demanda, lo que hace caer los precios (como está pasando en estos momentos).
También es evidente que se han realizado operaciones de dudosa legalidad (Marbella, Seseña, etc.) pero estas, aún siendo de un volumen desmesurado y totalmente recriminables, han sido realizadas por una minoría, generalmente muy influyente. Una causa importante también en la subida de precios, ha sido que los propietarios del suelo se han querido llevar una parte muy grande del pastel, incrementando el coste de los mismos. No creo que sea merecida la denominación dada a una persona que invierte en una vivienda, a la cual se la dice especulador, mientras que la que lo hace en bolsa es un simple inversor.
Mención especial en este proceso es para el pecado cometido por los bancos por dar más dinero del necesario en la compra de viviendas. Esto aun siendo cierto, no nos quita nuestra parte de responsabilidad en aceptar endeudarnos hasta esos niveles.
Lo que es indudable es que llevamos 50 años viviendo altibajos periódicos de la construcción y que España ha crecido en Europa gracias a esto y por tanto debemos apoyar a este sector y no derribarlo. Creo, así mismo, que no es necesario hacer ningún cambió en su funcionamiento, simplemente extremar la vigilancia para obstaculizar los posibles trapicheos.
Con todo esto solo quiero desmitificar el pensamiento generalizado de que la construcción es un sector corrupto y dar a entender que efectivamente ha existido mucha corrupción pero ha sido por una minoría.
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